Acero es la denominación que comúnmente se le da en
ingeniería metalúrgica a una aleación de hierro con una cantidad de carbono
variable entre el 0,088% y el 2,11% en peso de su composición, aunque
normalmente estos valores se encuentran entre el 0,2% y el 0,3%. Si la aleación
posee una concentración de carbono mayor al 2,0% se producen fundiciones que,
en oposición al acero, son quebradizas y no es posible forjarlas sino que deben
ser moldeadas.
No se debe confundir el acero con el hierro, que es un metal
relativamente duro y tenaz, con diámetro atómico (dA) de 2,48 Å, con
temperatura de fusión de 1.535
°C y punto de ebullición 2.740 °C. Por su parte, el
carbono es un no metal de diámetro menor (dA = 1,54 Å), blando y frágil en la
mayoría de sus formas alotrópicas (excepto en la forma de diamante). La
difusión de este elemento en la estructura cristalina del anterior se logra
gracias a la diferencia en diámetros atómicos.
El acero conserva las características metálicas del hierro
en estado puro, pero la adición de carbono y de otros elementos tanto metálicos
como no metálicos mejora sus propiedades físico-químicas.
Existen muchos tipos de acero en función del o los elementos
aleantes que estén presentes. La definición en porcentaje de carbono
corresponde a los aceros al carbono, en los cuales este no metal es el único
aleante, o hay otros pero en menores concentraciones. Otras composiciones
específicas reciben denominaciones particulares en función de múltiples
variables como por ejemplo los elementos que predominan en su composición
(aceros al silicio), de su susceptibilidad a ciertos tratamientos (aceros de
cementación), de alguna característica potenciada (aceros inoxidables) e
incluso en función de su uso (aceros estructurales). Usualmente estas aleaciones
de hierro se engloban bajo la denominación genérica de aceros especiales, razón
por la que aquí se ha adoptado la definición de los comunes o "al
carbono" que además de ser los primeros fabricados y los más empleados,1
sirvieron de base para los demás. Esta gran variedad de aceros llevó a Siemens
a definir el acero como «un compuesto de hierro y otra sustancia que incrementa
su resistencia».2
Los dos componentes principales del acero se encuentran en abundancia en
la naturaleza, lo que favorece su producción a gran escala. Esta variedad y
disponibilidad3 lo hace apto para numerosos usos como la construcción de
maquinaria, herramientas, edificios y obras públicas, contribuyendo al
desarrollo tecnológico de las sociedades industrializadas.4 A pesar de ello existen
sectores que no utilizan acero (como la construcción aeronáutica), debido a su
densidad (7.850 kg/m³ de densidad en comparación a los 2.700 kg/m³ del
aluminio, por ejemplo).
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